¿Por qué hacemos gestión activa de nuestra cartera?

Últimamente hay mucho debate entre gestión activa de cartera y gestión pasiva. Si no vas a batir al mercado indéxate, dicen unos. Nunca vas a ser capaz de hacerlo mejor que un gestor de un fondo, dicen otros.

Nosotros decimos: haz lo que mejor se ajuste a tus objetivos, necesidades y conocimientos.

Esta entrada viene a completar la que escribimos sobre cómo empezamos a invertir y te vamos a contar por qué nosotros hacemos gestión activa de nuestra cartera de inversión. Ojo, que a nosotros nos interese invertir de esta manera no significa que también sea bueno para ti. Aquí no aconsejamos, sólo contamos nuestra experiencia.


Rentabilidades pasadas no garantizan nada

Cuando uno empieza a invertir, procura leer libros, hablar con sus gestores, asesores, amigos… Cuando empezamos nosotros, el comentario más común era algo así como que las inversiones en renta variable tienen mucho riesgo, pero a la vez una ganancia superior a la renta fija, y que en el largo plazo la rentabilidad de las acciones es superior a la rentabilidad de los bonos. ¿Te suena?

¿A que alguna vez has visto este gráfico?:

Gráfica de rentabilidades de US acciones, bonos, oro y dólar 1802-2012.
Fuente: Jeremy J. Siegel, «Stocks for the long run» (5ª Edición, 2014)

Alguien novato (como todos lo hemos sido en algún momento) puede pensar que si invierte su dinero en acciones o fondos mutuos a largo plazo subirán indefinidamente, tal como nos muestra el grafico anterior. Nosotros llegamos a leer en su día que la tasa de retorno promedio anualizada de las acciones se situaba alrededor de 9%, incluso superior a la rentabilidad promedia obtenida en los 200 años del grafico arriba.

Bueno, pues la historia nos enseñó que no siempre el promedio histórico de rentabilidad se cumple durante el periodo en que uno esta invertido. Rentabilidades pasadas, no garantizan ni las presentes ni las futuras. Puede tocarte vivir en una época de tendencia bajista… o lateral. ¿Y entonces qué?

Entonces puedes perder.

Nuestra primera acción en cartera

La primera acción que compramos fue EBTP4. Fue la mayor empresa brasileña de telecomunicaciones y había sido privatizada unos años antes de nuestra compra. En el año que compramos las acciones la empresa estaba entre las cinco con mayor peso en el índice BOVESPA y pagaba buenos dividendos.

Suena a telefónica, ¿verdad? Pues sí.

Un año antes de nuestra compra, la acción había alcanzado su tope histórico y cuando compramos la acción había corregido un 30% desde su máximo. Los especialistas del banco nos dijeron en su momento que era una corrección normal y que el precio estaba muy bueno dado los fundamentos de la empresa. No buscamos ninguna información adicional y nos aventuramos a la compra.

Error.

La terminamos vendiendo después de casi 5 años habiendo perdido más de un 90% aproximadamente (considerando dividendos).

El mercado nos enseñó que no basta con comprar empresas relativamente grandes, con buenas indicaciones de los analistas, y mantenerlas para obtener la rentabilidad deseada. Los analistas también se equivocan.


Fondos mutuos

Volvamos al debate inicial: un fondo indexado y a dormir.
¿En serio? A ver…

Nuestra experiencia con fondos mutuos ha sido y es relativamente buena. En general hemos tenido buenos resultados porque, por suerte, empezamos invirtiendo en FONDOS MUTUOS INDEXADOS.

Pero (siempre hay un pero), cuando analizamos en detalle y comparamos la rentabilidad obtenida con esos fondos y la rentabilidad que hubiéramos podido obtener con gestión activa replicando los fondos mediante una cartera de acciones acciones, observamos que hemos estado dejando dinero sobre la mesa.

¿Cómo así?

Por un lado, pagamos comisiones a las gestoras por aportar y mantener el dinero en el fondo.

Por ejemplo, en el Amundi Index MSCI World, uno de los fondos más seguidos por la comunidad de inversores aficionados de España, se paga un 4,5% de comisión de suscripción, más 0,30% de comisiones de gestión por año. Esas comisiones ya te quitan rentabilidad.

Por otro lado, normalmente estos fondos indexados tienen más de 30 acciones en sus carteras, pero eso no siempre significa diversificación.

Volviendo a nuestro ejemplo: en el fondo Amundi Index MSCI World la distribución geográfica del fondo es la siguiente:

Y las 10 principales posiciones ya suponen más del 18% del fondo:

Es decir, el fondo está formado por 1601 acciones, pero en realidad está muy concentrado en USA y su rentabilidad será un promedio ponderado según el peso de cada acción en el fondo, de manera que, probablemente, las de mayor peso influenciarán más en el resultado del fondo. Luego si las acciones con mayor peso del fondo suben, el fondo subirá, o viceversa.

Total, que 1601 acciones, pero la diversificación queda en entredicho.

Con respecto a los FONDOS MUTUOS NO INDEXADOS, una gran mayoría no baten al mercado. Y los pocos que lo hacen con regularidad, tienen cuotas de entradas altas o están cerrados al inversor común, como nosotros.

Conclusión:

En general, las comisiones son fijas, pero la rentabilidad del fondo no. Luego el gestor de un fondo tiene que conseguir sacar muy buena rentabilidad para que el inversor esté satisfecho aun teniendo que pagar las comisiones.

¿Qué problema adicional vemos? Que estamos viviendo un bull market en el mercado americano desde 2008 y no estamos seguros de que en los próximos 10 años se puedan conseguir rentabilidades parecidas a los últimos años.
Entonces, ¿bajarán las gestoras sus comisiones si baja la rentabilidad de sus productos? Casi seguro que no.

Por todo lo expuesto, no descartamos los productos indexados, pero nos atraen más los ETFs, ya que cobran comisiones mucho más bajas que los fondos mutuos.

Actualmente tenemos algunos fondos mutuos, sí, pero como ya habéis leído en la entrada de introducción a nuestra cartera, los tenemos clasificados como Lastre porque no es nuestro objetivo mantenerlos por largo plazo (recordamos que la clasificación no es porque sean malos o buenos productos, sino por nuestros objetivos particulares).

ETFs

Seguimos. Con los años fuimos evolucionando como inversores particulares y descubrimos los ETFs (puedes ver el significado del ETF en: https://www.investopedia.com/terms/e/etf.asp (en inglés), o https://economipedia.com/definiciones/etf-fondos-cotizados.html (en español)).

Como sabrás, aquí en España los fondos tienen la ventaja fiscal de poder traspasar el dinero de un fondo a otro sin pasar por “caja” (Hacienda). Eso con los ETFs no es posible porque son tratados como acciones. Por lo tanto, antes de decidir si invertir o no en un ETF, debes evaluar tus condiciones particulares y ver pros y contras.

En nuestro caso, preferimos los ETF a los fondos mutuos. Los utilizamos como complemento de nuestra estrategia de inversión en acciones:

El porcentaje de la cartera que está en ETFs tiene dos objetivos que son generar dividendos y revalorizar la inversión. La parte dedicada a dividendos probablemente no la movamos mucho. La parte dedicada a la revalorización la rotaremos un poco más siguiendo una estrategia de entrada y salida según algunos indicadores de largo plazo que acompañamos (En las próximas entradas lo contaremos, ¡suscríbete para no perdértelo!).

¿Te acuerdas del debate de fondo indexado y a dormir? A ver…

Hemos hecho un backtest para confirmar si la estrategia que seguimos con los ETFs ha tenido buen resultado anteriormente y, aunque no está garantizada la rentabilidad futura, en los últimos 25 años ha tenido un mejor comportamiento comparado con la estrategia Buy and Hold tradicional (B&H).

Esto es así porque con la estrategia B&H puede haber periodos largos donde la rentabilidad se quede estancada. Muchos argumentarán que lo más fácil y seguro es indexarse y olvidarse de las posiciones. Comprar y mantener. Sí. Es una buena opción. Pero el resultado final será el promedio del mercado y dependerá mucho del periodo que te ha tocado vivir.

Nosotros estamos intentando obtener algo más con nuestra gestión.

Un ejemplo real de la estrategia Buy and Hold:

Para la mayoría de los inversores aficionados la estrategia más sencilla es hacer aportes sistemáticos a cada periodo de tiempo y mantenerlos hasta la jubilación, cuando se empezaría a hacer saques para completar la pensión.

Imaginemos una persona que el 01/01/2001, con 50 años, decidió invertir utilizando la estrategia B&H en el fondo o ETF que sigue el índice SP 500. Haremos la comparación utilizando el ETF SPY que sigue el índice S&P 500, ya que no se puede comprar el índice directamente.

El SPY en esa fecha cotizaba a 132,00 puntos. Cuando esta persona cumplió 65 años, digamos el 01/01/2016, el ETF había subido hasta los 201,02 puntos. ¡Una rentabilidad de 52,29%(*)!

A primera vista parece estupenda, pero en realidad supone un 2,84% de rentabilidad anualizada. Este resultado ya no es tan bueno, ¿verdad?

Veámoslo con cifras:

Considerando que esta persona invirtiera US$ 18.100,00 en 2001 y cerrara la posición en 2016, el resultado sería el siguiente:

Compra ETF: 18.100 / 132 = 137,1212 títulos (No se puede tener fracción en un ETF, pero las cuentas aquí son para dar el ejemplo).

Venta ETF: 137,1212 x 201,02 = US$ 27.564,11

Rentabilidad final = ($ 27.564,11- $18.100,00) / $18.100,00 = 52,29%(*)

Si esta persona, en lugar de aportarlo todo al principio, hubiera hecho aportaciones mensuales durante ese periodo las cosas mejoran un poco, pero tampoco es como para tirar cohetes como podemos ver:

Supongamos una inversión periódica mensual de $100. Al final del periodo entre 01-01-2001 y 01-01-2016 tendríamos 181 aportaciones de $100 cada mes.

Valor aportado = 181 x $100 = US $18.100,00

Valor final considerando la valorización del índice = US $ 28.981,01

Rentabilidad final = ($ 28.981,01 – $18.100,00) / $18.100,00 = 60,12%(*)

Un 7,83% superior comparando los totales de ambas estrategias.

(*) No se está considerado inflación ni dividendos.

El punto aquí es que las estrategias tradicionales de inversión como dividendos o B&H pueden funcionar… pero en periodos muy largos, con constancia en las aportaciones por parte del inversor y dependiendo del índice que el inversor utilice.
Para nosotros no es una estrategia viable porque ya no tenemos un horizonte superior a 30 años para invertir.

Si quieres entrar en más detalle, puedes descargarte esta tabla Excel, analizar otros periodos de tiempo y evaluar la gráfica de rentabilidades que hemos confeccionado. (Fuente: https://finance.yahoo.com/quote/SPY/history/)

Análisis fundamental y gestión activa de nuestra cartera

Recapitulando. Después de unos años invirtiendo concluimos que:

  • Invirtiendo en fondos mutuos indexados es posible tener resultados positivos, pero a un costo alto.
  • Los ETFs son un buen instrumento de inversión, que nos dan un resultado similar al del promedio del mercado, pero existe la posibilidad de sufrir periodos largos de rentabilidad baja.
  • Comprar acciones por indicaciones de otros nos podría causar perdidas sustanciales en nuestra cartera.
  • El B&H asociado con la estrategia DCI (dólar cost average) es buena estrategia si empiezas joven.

No nos queda otra que intentar la gestión activa de nuestra cartera.

¿Pero qué pasa con los grandes inversores o gestores de fondos que nos dicen que debemos tener paciencia al invertir a largo plazo?

Nosotros creemos que lo que quieren decirnos es que debemos tener paciencia para esperar a que el precio de una determinada acción o índice caiga, y sólo cuando el precio esté en un nivel que nos interese, es cuando debemos invertir. Y si la inversión es buena (de calidad), seguirá su senda de crecimiento y no quebrará, sino que se revalorizará a largo plazo.

Ajá. Pero entonces hay que saber calcular a qué precio nos interesa una acción.

Se hace necesario profundizar un poco en el estudio de análisis fundamental.

Entonces, nuestro objetivo es entender cómo funcionan las empresas en las que invertimos y cómo generan su facturación, para poder llegar a un valor intrínseco que podamos comparar con el valor de mercado y poder decidir cuál es el mejor momento de comprar o vender.

Todo un reto.

Sabemos que este tipo de gestión nos obliga a dedicar más tiempo al estudio de la empresa, pero estamos seguros de que de esta manera podemos mitigar un poco el riesgo de comprar por un precio más alto de lo que estaríamos dispuestos a pagar por un negocio.

El precio pagado por la acción condiciona directamente nuestra rentabilidad futura, así que hay que definirlo y esperar a que se alcance. La mayoría de las empresas, por fuertes que parezcan, tarde o temprano sufren un evento que hace que el valor de la acción caiga. Y cuando eso pasa, hay que estar preparados.

Una vez invertimos en una empresa, seguimos acompañando su desempeño y su precio en bolsa. Si el precio cae más y estamos seguros de que no hay motivo serio para esta caída, compramos más acciones. Cuando la acción se revaloriza lo suficiente, podemos decidir vender y mover el dinero a otra empresa que presente mejores perspectivas. Y así sucesivamente.


Nuestro plan, nuestra estrategia

Queremos ser dueños de nuestras decisiones y poder comprar o vender una acción cuando consideramos que tenemos que hacerlo. No nos gusta la idea de que un gestor de fondo compre o venda una acción según criterios con los que podemos no estar de acuerdo. Y eso es muy personal de cada uno, pues depende de la estrategia que cada uno tiene y sus circunstancias personales.

Ahora mismo estamos en plena fase de transición en nuestra estrategia de inversión, y nuestro objetivo es reformar la cartera que tenemos y quedarnos con unas 10 – 15 acciones bien seleccionadas, mientras mantenemos una parte considerable en liquidez para aprovechar oportunidades futuras.

Buscamos inversiones con bajo riesgo de pérdida y gran probabilidad de ganancia, intentando seguir las dos reglas principales de Warren Buffett:

  • Regla numero 1: No perder dinero
  • Regla numero 2: No olvidar la primera regla.

Sin embargo, nos está siendo difícil encontrar buenos negocios a buen precio. Creemos que el mercado está sobrevalorado… y no parece que quiera cambiar de tendencia por el momento, así que estamos adoptando estrategias para bajar nuestra base de costo de las acciones que hemos ido comprando o que poseemos desde hace tiempo.

De momento seguimos invertidos casi 100% en USA, con la excepción de ITX que compramos una pequeña cantidad de acciones durante la caída de marzo 2020. Estamos dispuestos a mirar empresas de la bolsa europea o asiática, pero sin prisa.

Pensamos que si invertimos en empresas de calidad y a buen precio podemos generar buenos retornos independiente del mercado en el que estamos invirtiendo.

Estamos apostando por una gestión activa de nuestra cartera de inversión, y aquí iremos contando cómo lo hacemos y que estrategias utilizamos con cada activo.

Y tú ¿Qué tipo de inversión haces? ¿Estas de acuerdo con algo de lo que hemos dicho o tienes una opinión diferente? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!


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4 comentarios en “¿Por qué hacemos gestión activa de nuestra cartera?”

  1. Muito bom. Chafi e Mercedes são meus companheiros de investimentos em renda variável. Acredito também que o perfil do investidor é fundamental na escolha da estratégia. Vou acompanhar os posts de vocês. Abraços

    1. Olá Rubens!
      Seja bem vindo aqui no nosso blog!
      Agora nossas discussões sobre renda variável poderão ser acompanhadas por outros investidores!
      Sem dúvida o perfil do investidor joga um papel importante nas decisões de como investir, mas o principal é começar a investir e saber das alternativas existentes além dos produtos financeiros vendidos pelos bancos. O nosso objetivo é compartilhar o nosso conhecimento e fomentar a cultura financeira na nossa sociedade.
      Um abraço!!!

  2. Mis enhorabuena por el artículo! Estos fondos ofrecen la posibilidad de obtener una exposición a una amplia variedad de mercados financieros, a la vez que permiten un control significativo de los riesgos. Por tanto, los ETFs son una herramienta de inversión con gran potencial, ya que ofrecen una variada oferta de productos que pueden ser adaptados al perfil y objetivos de cada inversor.

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